Vaticano

 

Diaconado femenino: el informe Petrocchi marca una postura oficial y el Papa cierra, por ahora, la puerta

 

El sacerdote José Juan Fresnillo, experto e investigador del diaconado en mujeres, analiza el dictamen y su repercusión

 

 

 

05/12/25 | Marta Santín


 

 

 

El Papa León XIV ha querido que se hiciera público el informe final sobre el diaconado femenino. Es el resultado al que ha llegado la segunda comisión presidida por el cardenal arzobispo emérito de L'Aquila, Giuseppe Petrocchi, que por mandato del Papa Francisco había examinado la posibilidad de proceder a la ordenación de mujeres diaconisas y que concluyó sus trabajos el pasado mes de febrero.

 

 

 

  1. Por qué este informe es relevante
  2. Qué dice el informe de la Comisión Petrocchi
  3. Conocimiento actual de la investigación histórica y teológica
  4. Argumentos a favor y en contra
  5. La opinión de un experto
  6. Comprensión misma del diaconado
  7. Un voto en contra
  8. Diaconía de los bautizados

 

 

 


Cardenal arzobispo emérito de L'Aquila, Giuseppe Petrocchi.

 

 

 

Por qué este informe es relevante

El Resumen de la Comisión de Estudio sobre el Diaconado Femenino hecho público 4 de diciembre de 2025 es relevante porque marca una postura oficial de la Iglesia: con la publicación del informe por voluntad del Papa, se cierra —por ahora— la posibilidad de ordenación diaconal femenina. Esto influirá en debates eclesiales, en regiones con escasez de clero y en expectativas de cambios.

Sin embargo, deja la puerta abierta a futuras reflexiones: al pedir más estudios críticos, la Comisión reconoce que no hay certeza absoluta, lo que permite que el tema siga vivo.

 

Qué dice el informe de la Comisión Petrocchi

La Comisión, presidida por el cardenal Petrocchi por encargo del Papa Francisco, examinó la posibilidad de admitir a mujeres al diaconado sacramental. En su informe (siete páginas), presentado al Papa el 18 de septiembre de 2025 y publicado ahora por voluntad papal, concluye que no es posible, con los datos actuales, admitir mujeres al diaconado como grado del sacramento del Orden.

A la vez, la Comisión señala que su valoración —aunque “sólida” — no permite formular un juicio definitivo, como ocurre con la ordenación sacerdotal.

En cambio, recomienda avanzar en la creación de nuevos ministerios laicales, abiertos a mujeres y hombres, para facilitar su participación en la Iglesia. Esto puede traducirse en un reconocimiento real de su servicio, sin alterar la doctrina del sacramento.

 

Conocimiento actual de la investigación histórica y teológica

La Comisión deja claro que su conclusión se basa en el conocimiento actual (“status quaestionis”) de la investigación histórica y teológica y, por lo tanto, no por un rechazo dogmático irrevocable.

Por esta razón, se invita a seguir investigando — a “un examen riguroso y amplio crítico” — para aclarar la identidad sacramental del diaconado y su misión dentro de la Iglesia, así como sus implicaciones estructurales y pastorales.

 

Argumentos a favor y en contra

El informe recoge los argumentos más comunes:

A favor del diaconado femenino:

 

  • Se apela a la igual dignidad entre hombres y mujeres, ambos creados a imagen de Dios.

  • Se cita la fe bíblica de que “en Cristo ya no hay hombre ni mujer” (cf. Gálatas 3,28) como base de igualdad.

  • Se invocan experiencias históricas: en algunas épocas y lugares la Iglesia reconoció en mujeres el título de “diaconisa”.

  • Consideraciones de justicia social y eclesial: muchos consideran que en tiempos de paridad social, la Iglesia debería revisar estructuras ministeriales que parecen excluir a las mujeres.

 

En contra

 

  • Para la Comisión, la evidencia histórica demuestra que cuando existieron “diaconisas”, el título no tenía un significado unívoco ni equivalente al diaconado sacramental masculino.

  • Existe la tesis teológica de que la masculinidad de Cristo y de quien recibe las órdenes no es accidental, sino parte integrante de la identidad del sacramento.

  • La Comisión advierte que aceptar mujeres sólo al primer grado ordenado (diaconado) sin extenderlo a los grados superiores (presbiterado o episcopado) resultaría teológicamente incongruente, afectando “la unidad del sacramento del orden sagrado”.

 

 

 


José Juan Fresnillo, autor de libros como
El diaconado femenino en el occidente medieval.

 

 

 

La opinión de un experto

Religión Confidencial ha contactado con el sacerdote madrileño José Juan Fresnillo, autor de libros como Typos del Espíritu Santo. La diaconisa en la Didascalia Apostolorum y Ad diaconam faciendam seu consecrandam. El diaconado femenino en el occidente medieval,

Por su interés, reproducimos íntegramente su tribuna en esta noticia.

En la mañana de este jueves, 4 de diciembre, nos sorprendía la publicación del informe que el Cardenal Petrocchi había entregado al Papa en el que le presenta un resumen de los trabajos de la Comisión de estudio sobre el diaconado presidida por él y cuyos trabajos finalizaron en el mes de febrero, según se desprende de su lectura.

Pronto aparecía la noticia en diferentes informativos repitiendo el titular que había ofrecido al publicarla vatican.news: “no al diaconado femenino, pero el juicio no es definitivo”. Esto último requiere una explicación, dado que puede entenderse desde diferentes perspectivas.

 

Comprensión misma del diaconado

Puede ser visto desde la propia realidad del trabajo de la comisión, que no busca dar un juicio definitivo, sino que, en línea con lo dicho por el documento de la Comisión Teológica Internacional del año 2002, se presenta como ayuda al ministerio de discernimiento del Papa, tal y como se indica en la presentación del informe; pero puede entenderse también desde lo que afirma un poco después con respecto a los datos históricos: “sabemos que la perspectiva puramente histórica no nos permite llegar a ninguna certeza definitiva. En última instancia, la cuestión debe decidirse a nivel doctrinal”, aunque esto se contradice en cierto modo con otra afirmación del texto donde también se presenta que el juicio no es definitivo, requiriendo esto una explicación, al decir en la tesis 5: “El status quaestionis en torno a la investigación histórica y la investigación teológica, considerada en sus implicaciones mutuas, excluye la posibilidad de proceder en la dirección de la admisión de las mujeres al diaconado entendido como un grado del sacramento de las Órdenes Sagradas. A la luz de la Sagrada Escritura, la Tradición y el Magisterio eclesiástico, esta evaluación es sólida, aunque hoy no permite formular un juicio definitivo, como en el caso de la ordenación sacerdotal”, máxime cuando más adelante se afirma el conflicto de los presupuestos de la postura favorable con la tradición católica y la ortodoxa.

Otra posibilidad es la necesidad de una profundización en lo que es el diaconado en sí mismo y la situación que se vive con respecto a él en diferentes Iglesias, si bien con respecto al diaconado disponemos de buenos estudios como el Congreso celebrado en Lugano en el año 2014, disponible en diferentes lenguas, pero no en español.

Sea como sea esa no definitividad va unida a la apertura y necesidad de seguir profundizando e investigando el llamado diaconado femenino. Otras razones, yendo más allá de lo que dice el texto, podría estar en la diferente comprensión de los datos, en que haya presupuestos no del todo compartidos, en la comprensión misma del diaconado, o en las razones antropológicas que pueden tachar al “no” de ser discriminatorio e ir contra la igualdad hombre-mujer.

 

Un voto en contra

El no al diaconado femenino se pronuncia mayoritariamente, con un voto en contra sólo, sobre todo desde lo que se desprende de los datos históricos, que muestran que dicho diaconado no era lo mismo que el diaconado masculino. Así se puede ver en los diferentes testimonios que esa diferencia se da en su comprensión, realidad, funciones, justificación, lugar en la comunidad cristiana, etc.; algo reflejado en diferentes estudios sobre el diaconado femenino.

El texto destaca la exclusión de un diaconado femenino como grado del Sacramento del Orden, aunque sin apelar a la unidad de este sacramento, salvo como argumento de los contrarios a dicho diaconado, y plantea la cuestión de la distinción del diaconado del presbiterado y del episcopado desde la expresión consagrada en el Vaticano II de recibirse el orden en el diaconado no para el sacerdocio, sino para el servicio, omitiendo “del obispo”, que es lo dicho en los primeros tiempos del cristianismo.

Igualmente se hace eco de diferentes funciones realizadas por mujeres que pueden ser consideradas como diaconales, algo presente en el planteamiento que se le hiciera en la reunión de 2016 por parte de la UISG al Papa Francisco y que aparece a la base de la restauración del diaconado como grado permanente del Sacramento del Orden en los textos del Concilio Vaticano II, apuntando a los ministerios laicales desde su poder ser conferidos a hombres y mujeres y a lo que denomina el texto “diaconía bautismal”.

 

Diaconía de los bautizados

Una diaconía de los bautizados, especialmente de las mujeres, presentada como digna de reconocimiento y diciendo que “Este reconocimiento (de la diaconía de los bautizados) será una señal profética, especialmente allá donde las mujeres aún sufren situaciones de discriminación de género”. Tal propuesta aparece como contrapunto de la división reflejada a propósito de la afirmación de la masculinidad del receptor de las órdenes apelando al carácter de Cristo esposo. Una afirmación que recupera un argumento que, si bien tiene su validez, no puede ser lo primero de cara a la reflexión e investigación sobre el receptor del sacramento del orden.

El informe no elude las acusaciones de sexismo e ir contra la igualdad hombre-mujer en el no acceso de la mujer al diaconado en particular y al sacramento del orden en general. Esto es algo que debe ser profundizado sobre todo en nuestro contexto cultural, pero a lo que puede dar respuesta no sólo la diferencia y complementariedad de los sexos, sino también la diaconía de los bautizados reclamada en el texto.