Zoom
La diócesis de San Sebastián no tiene seminaristas y el obispo escribe esta carta
11/12/25 | Zenón de Elea
Mons. Fernando Prado, obispo de San Sebastián.
"Puede resultaros extraño que os escriba una carta sobre nuestros seminaristas cuando actualmente no hay ningún joven preparándose para el ministerio sacerdotal en nuestro seminario diocesano. ¡A qué loco se le ocurre escribir sobre los seminaristas que no tiene! Alguno pensará que el obispo anda trastornado. Pues no. Aunque no lo crean, quienes piensan que no tenemos seminaristas están muy equivocados. El Señor trabaja en el silencio, en lo escondido, con el ritmo paciente del amor".
El que se expresa así es Fernando Prado, obispo de San Sebastián, que ha escrito una Carta pastoral a la Iglesia que peregrina en Gipuzkoa con motivo del Día del Seminario que celebran cada 8 de diciembre las diócesis vascas.
Es cierto. Hoy la diócesis de San Sebastián vive una situación inusual: sin seminaristas. Las razones de esta carencia solo Dios las conoce. Pero lo que hace el obispo en su carta pastoral no es resignarse, sino plantar una semilla de esperanza. Porque esos seminaristas —los que vengan— ya están en su corazón, y él invita a cada creyente a reservar un lugar para ellos en lo más hondo del suyo.
Para pedirle a Dios que mande obreros a su mies, Fernando Prado anima a que se creen en las parroquias grupos de oración por las vocaciones a partir de enero. Él lo hará cada dos meses en la catedral.
Hace algunos meses publicábamos en Religión Confidencial un ranking de seminarios en España. Además de las acciones que va a emprender el obispo de San Sebastián, quizás podría preguntar a sus colegas de Madrid y Valencia qué pasa en sus diócesis para tener tantos seminaristas.
O a sus colegas de Toledo, Getafe, Granada o Burgos donde ingresan tantos seminaristas. Ya sé que no es cuestión de comparaciones y que los obispos no pueden rivalizar por estos datos ni creerse mejores o peores, pero pienso que pueden hacer examen de conciencia para saber cómo es el entorno de su diócesis y qué está haciendo el obispo para revitalizar las comunidades y realidades católicas de la Iglesia.
Muchos de estos seminaristas provienen de colegios y familias cristianas. Otros de movimientos, parroquias y realidades de la Iglesia que están funcionando bien, que les están dejando funcionar bien y donde salen muchas vocaciones.
Otros seminaristas provienen del entorno de Hakuna. En Getafe, siete jóvenes seminaristas han ingresado este año, alguno de ellos también vinculado al movimiento Hakuna, que sigue proporcionando vocaciones a algunas diócesis españolas.
Me pregunto cómo funciona Hakuna en San Sebastián o los retiros de impacto como Effetá del que salen tantas vocaciones. O los cursillos de cristiandad, o si las parroquias son verdaderamente vibrantes con sacerdotes líderes.
También hace meses publicábamos en RC de donde provienen los seminaristas de Madrid: "Effetá, parroquias, Cursillos de Cristiandad, Opus Dei...: La vocación de los once nuevos sacerdotes de Madrid". La noticia se puede leer aquí.
Espero que el obispo apoye, aliente y anime a todas estas realidades y que esté muy cerca de sus sacerdotes para que lideren las parroquias.
Porque como dice él en su carta "la vocación no nace nunca de manera aislada. Florece cuando encuentra un entorno familiar y comunitario adecuado que la sostiene, la alienta y la hace posible. Una auténtica «cultura vocacional» requiere comunidades vivas, creyentes, capaces de mostrar con hechos que seguir a Cristo merece la pena. Las vocaciones nacen allí donde la fe se vive y se celebra con alegría; donde se sirve con humildad y donde la vida compartida es signo de esperanza. Así os lo decía en una de mis anteriores cartas pastorales titulada Nuestros Sacerdotes: «Cuando hay vitalidad evangélica, el Espíritu fecunda la vida e inspira respuestas generosas». Cuidemos, pues, nuestras comunidades. Cuidar la comunidad es cuidar las vocaciones. Cuidar las vocaciones es cuidar la comunidad".
Porque como también dice Prado, si nuestra diócesis fuera capaz de generar esas condiciones —familias cristianas vivas, parroquias acogedoras, movimiento, vida comunitaria, catequesis bien planteada, acompañamiento real— no sería descabellado que llegaran nuevas vocaciones.
Gran tarea tiene el obispo de San Sebastián. Rezaré por él para que sepa, con la ayuda de Dios, hacer vibrar a todo el pueblo de Dios de su diócesis.